Hoy teníamos otra excursión por Atherton Tablelands. Esta meseta tiene unos paisajes preciosos, llenos de pastos, campos de azúcar, selva… pero sobretodo es conocida por sus cascadas, lagos y piscinas naturales ¡Así que no olvidéis el bañador!
La hicimos con Uncle Brians y nos costó 107 AUD (73€) con comida incluida. Esta vez no nos arrepentimos de coger un tour organizado… ¡porque nos lo pasamos genial! Es una excursión pensada para gente joven con ganas de disfrutar y conocer gente nueva. De hecho, nosotros éramos los más mayores ¡jajaja! Nuestro conductor Jimbo estaba loco (en el buen sentido) y durante todo el trayecto no paró de hacer bromas, proponer juegos y cantar canciones divertidas como esta…
¿Os han entrado ganas de ir a Australia después de escucharla, eh? jajaja no os preocupéis, nosotros aún seguimos vivos y puedo decir que… ¡merece la pena arriesgarse! 😛
Nos pasaron a buscar sobre las 8 de la mañana con Gus the Bus (este es el nombre de su autocar) y después de recoger a otra gente en sus hoteles, fuimos a Babinda Boulders. Son unas piscinas naturales de agua cristalina donde te podías bañar y tirarte desde las rocas, las cuales tenían formas muy curiosas a causa de la erosión.
Después andamos por un sendero a través de la selva dónde nuestro guia nos explicó la vegetación y fauna de la zona. Llegamos a un mirador desde dónde se podían ver las Devil Pools. En estas piscinas naturales está prohibido bañarse porque son muy hondas y las corrientes subterraneas son peligrosas.
A diferencia del día anterior, íbamos con la calma, disfrutando de cada momento. Hasta nos dió tiempo a tomar el sol un rato y desayunar café y pasteles (cortesía de Uncle Brians).
La siguiente parada fueron las Josephine Falls. Aquí andamos unos 700 metros por la selva hasta llegar a una cascada de varios niveles, donde se formaban pequeños estanques en los que te podías bañar.
La idea era subir por unas rocas resbaladizas y tirarnos por ellas como si fuera un tobogán. Suena fácil, ¡pero conseguirlo sin matarnos fue todo un reto! Nos resbalamos varias veces y ¡nos hicimos polvo la espalda mientras los niños no paraban de tirarse como si nada! Al menos nos reímos un rato de lo torpes que somos y seguro que los demás también…
Visto nuestro éxito con las rocas, decidimos ir a hacer fotos desde un mirador que había más arriba:
Después Jimbo nos llevó a comer a un restaurante muy chulo con vistas a los prados llenos de vacas pastando. Era un buffet libre de pollo, arroz y ensalada bastante rico. Pero lo mejor fue el postre: ¡crumble de manzana casero con helado de vainilla y chocolate! Además, comimos en una mesa alargada todos juntos y así pudimos conocer más a la gente de nuestro grupo, que eran de distintos países y muchos viajaban solos. Nos gustó que nuestro guía fomentara que la gente del tour se relacionase porque luego la experiencia es más divertida y poder practicar idiomas y conocer gente siempre es interesante.
La siguiente parada fue la más espectacular. Esta vez el parking estaba justo en frente de las cascadas y Jimbo hizo una entrada triumfal derrapando con la canción de «Odisea en el Espacio» a todo volumen. Así que supongo que eso también hizo que nos sorprendiéramos más cuando delante de nosotros aparecieron las Millaa Millaa Falls, una de las cascadas más bonitas que hemos visto nunca.
El agua estaba congelada pero no podíamos irnos sin meternos en este pequeño paraíso, así que fuimos nadando hasta atravesar la cascada por debajo y meternos por detrás de ella. ¡Daba mucha impresión porque al ser tan alta, el agua caía con fuerza! ¡Fue una experiencia alucinante!
Después Jimbo nos propuso hacer un concurso de «flicking hair», levantándonos de golpe con el pelo mojado como en un anuncio de colonia. Lo más divertido fue cuando lo hicieron los chicos, ¡obviamente ganaron ellos!
Para acabar el día, nuestra última parada fue el lago Echam, que está dentro del cráter de un volcán. Había gente bañándose y con kayaks, pero nosotros decidimos quedarnos viendo la puesta de sol mientras tomábamos chocolate caliente con nubes y unos brownies que nos dió Jimbo.
Durante la vuelta al hotel con el Gus the Bus, ¡pasamos por el medio de un pequeño incendio en la montaña! En Australia son muy comunes y la gente ni se immuta. Supongo que los bomberos lo tendrían controlado porque ni siquiera cortaron la carretera.
A medio camino paramos en Yungaburra porque algunos chicos de la excursión dormían allí. Había la posibilidad de alargar la excursión un día y quedarse a pasar la noche para ver ornitorrincos y hacer kayak pagando un poco más. El hotel era muy chulo, en plan vintage. Nosotros entramos un momento porque Jimbo nos quería enseñar a tocar un digeridoo (fracaso absoluto), pero después continuanmos nuestro viaje hasta Cairns.
Llegamos a las 20h al hotel muy cansados pero con la sensación de haber aprovechado el día al máximo. Recomendamos esta excursión sobretodo a la gente joven y a viajeros solos que quieran conocer gente y pasárselo bien. La zona de Atherton Tablelands es preciosa y ¡sus cascadas son increíbles! ¡No os las perdáis!
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