Hoy os queremos contar una de las experiencias que más nos gustaron de nuestro viaje a Nueva Zelanda: ¡dormir rodeados de una colonia de pingüinos!
Reservamos con anterioridad un pack de actividades con alojamiento en la web de Pohatu Penguins por 150NZ$ (97€) por persona.
Incluye:
- 4WD tour por Akaroa Lighthouse Scenic Reserve.
- Trekking por el Beech Forest de la Tutakakahikura Scenic Reserve (2-3h).
- Kayak en Flea Bay para avistar pingüinos, focas y delfines (Pohatu Marine Reserve).
- Tour nocturno para ver la colonia de pingüinos azules y con suerte algún pingüino de ojos amarillos.
- Alojamiento en una casita rústica en medio de la colonia.
- Transporte desde Akaroa.
No incluye:
- La comida (allí no hay tiendas donde poder comprarla, así que la tendréis que traer desde Akaroa). Hay que llevar un bocata para comer el primer día y comida para hacer la cena y el desayuno del día siguiente.
Pohatu Penguins
Francis y Shireen llevan 30 años protegiendo los pequeños pingüinos azules de sus depredadores. Viven al lado de la colonia más grande de Mainland New Zealand. Les han construido pequeños refugios en los que tienen a sus crías y cada año vuelven a Flea Bay para procrear. Si cogéis alguno de sus tours estaréis ayudando a la conservación de esta colonia de pingüinos.
A las 11:45h fuimos a su oficina de Akaroa (2/8 Rue Balguerie) para encontrarnos con nuestro guía Benny, un francés muy majo que había vivido en el País Vasco. Junto con otra pareja de Auckland, nos llevó en su furgoneta hasta Flea Bay. Paramos varias veces a hacer fotos porque las vistas de Akaroa desde la carretera eran impresionantes!
Benny nos estuvo contando muchas cosas sobre la fauna y flora del país: los problemas que estaban teniendo con los animales y plantas que habían introducido de fuera y ahora estaban dañando el ecosistema. ¡Se notaba su pasión por la naturaleza y te la contagiaba!
Al llegar a Flea Bay, nos pusimos los bañadores y llevaron nuestras cosas a los alojamientos para que nosotros hiciéramos el tour en kayak. Benny nos guió a través de la Pohatu Marine Reserve, donde pudimos navegar entre pingüinos y focas. También tuvimos suerte y vimos a un grupo de delfines Héctor, los más pequeños del mundo. En todo momento respetábamos las distancias para no molestarles, ¡pero poder verlos en libertad en su hábitat fue alucinante!
Benny era un profesor genial de kayak, nos enseñó que en el mar se rema de forma distinta que en el río y hasta nos metió por dentro de una cueva. Después de 3 horas fantásticas, volvimos exhaustos a la playa.
Como no habíamos tenido suficiente, nos llevó al inicio del trekking por Tutakakahikura Scenic Reserve. Esta vez lo hicimos nosotros solos porque la otra pareja ya se volvía a Akaroa. Depende de donde empieces el trekking dura 2 o 3 horas y nosotros decidimos hacer el más corto para que no se nos hiciera de noche.
El bosque es privado, solo se puede acceder si contratas la actividad con ellos. De hecho hay que saltar unas vallas para entrar, pero el entorno es envidiable. Vimos 3 cascadas preciosas y recorrimos el borde del río hasta llegar al último trozo del camino, que no es apto para personas con vértigo. Al final llegas a unas praderas llenas de vacas y ovejas… ¡justo allí en medio nos esperaba nuestra casita!
Había otros alojamientos en Flea Bay, pero nos recomendaron esta casita para parejas porque quedaba apartada del resto y la chimenea para hacer fuego le daba un toque romántico.
La casa no tenía electricidad, por la noche teníamos que encender el fuego y velitas. Cocinamos con un fogoncillo de gas y el baño estaba fuera, a 10 metros de la casa (¡ir al baño de noche era toda una aventura!). También se oían ruidos de animales y cuando abríamos la puerta, ¡teníamos a 10 vacas delante del porche mirándonos! ¡Fue una experiencia genial y la recomendamos sin dudarlo!
Si os gustan las comodidades o sois un poco «tiquismiquis» con los bichos, es mejor que no os alojéis aquí. Pero si queréis probar como se vivía antiguamente, en una casita rústica en medio de la nada y disfrutar de una experiencia única rodeados de naturaleza, vacas, ovejas y una colonia de pingüinos… ¡este es vuestro sitio! ¡Yo estoy enamorada de esta casa, me habría quedado a vivir allí!
Sobre las 19h fuimos a la granja de la familia para dar el biberón a las ovejitas, ¡casi muero de amor!
Después nos llevaron a hacer un tour nocturno para ver como los pingüinos volvían de nadar. Nos explicó cómo les ayudaban y nos enseñaron algún refugio con crías dentro, siempre en silencio y haciendo fotos sin flash para no molestarles. Después nos dieron un traje de camuflaje y unos prismáticos y desde un observatorio oculto pudimos ver de cerca a los pequeños pingüinos azules, como salían del agua y se iban a sus nidos.
También tuvimos mucha suerte y pudimos ver un pingüino de ojos amarillos, que son muy difíciles de ver porque están en peligro de extinción.
Después de tantas experiencias emocionantes nos fuimos a nuestra casita a cenar a la luz de las velas y caímos rendidos.
Al día siguiente nos levantamos pronto para dar una vuelta por la playa a ver si veíamos a más pingüinos… ¡es adictivo esto!
Después Benny nos llevó al Akaroa Lighthouse Scenic Reserve, una reserva marítima en la que se pueden ver delfines desde unos acantilados. ¡Las vistas desde allí eran alucinantes!
Desde allí ya volvimos a Akaroa y dimos por finalizado el tour con Pohatu Penguins. De verdad, ¡merece mucho la pena!¡No nos cansaremos de recomendarlo! Es una experiencia que nunca olvidaréis.
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